En el campo del artículo técnico podemos decir que la tecnología de corte con chorro de agua ha sido en la mitad de los años 90 una verdadera revolución.
Gracias a esta tecnología se consiguieron las necesidades de velocidad y precisión en la producción, superando el obstáculo del corte de materiales rígidos y con un grande espesor e incluso de los metales.
De hecho, añadiendo abrasivo la fuerza del agua a presión (4000 bares y más) puede atacar cualquier tipo de metal/plástica rígida incluso con un grande espesor (40/50 mm) sin calentar y deformar la zona de corte.
Al mismo tiempo el uso combinado de agua pura y orificios de corte muy pequeños (0,08 mm) permiten obtener siluetas incluso complejas y pequeñas.
El único inconveniente, teniendo en cuenta como fue concebida y construída la máquina con chorro de agua, es que se pueden cortar solo materiales apoyados y no firmemente fijados en el plano de corte. Esto podrá afectar la precisión en el caso de materiales no perfectamente extendidos.
Esto por ejemplo pasa con algunos materiales en espumas como los poliuretanos para la insonorización.